jueves, 20 de marzo de 2014

TEMA 8 LA EDUCACIÓN FÍSICA Y EL DEPORTE EN LA EDAD MEDIA

TEMA 8
LA EDUCACIÓN FÍSICA Y EL DEPORTE  EN LA EDAD MEDIA

8.1. EL JUEGO DEPORTIVO EN LA EDAD MEDIA
                En la Alta Edad Media hay tres hechos significativos: la consolidación del Imperio Bizantino, el apogeo del mundo árabe y las grandes migraciones que se inician en el siglo IV y terminan aproximadamente sobre el siglo XI. Los Estados medievales se van configurando gracias a la implantación progresiva del cristianismo y a la influencia de los pueblos germánicos. En la Baja Edad Media la influencia de la Iglesia fue tremenda y en la educación el plan de estudios en las escuelas catedralicias estaba constituido por las siete artes liberales: el trivium compuesto de gramática, retórica y lógica y el cuadrivium compuesto por aritmética, geometría, música y astronomía. La importancia de los ejercicios gimnásticos en la educación fue declinando lentamente en el curso del período helenístico y romano hasta desaparecer en el siglo IV de nuestra era.
                El Imperio Bizantino se mantuvo fiel a las tradiciones romanas hasta la caída de Constantinopla, tomada por los turcos en 1453. En el milenio de existencia de este Imperio se adquirieron nuevas formas culturales, la educación se mantuvo a un nivel muy alto y la universidad se reorganizó de tal manera que había un cuerpo laico que enseñaba filosofía, geometría, astronomía y retórica, salvo teología que era la materia base de la educación europea occidental y estuvo en manos de la Iglesia durante toda la Edad Media. Un hecho importante es que las cátedras de latín y griego en el imperio Bizantino realizaron copias de casi todas las obras clásicas. Mientras la Europa occidental se ruraliza y se divide en multitud de pequeños Estados, las ciudades bizantinas mantienen su vigor, existiendo en cada ciudad una clase cultivada que supo mantener las tradiciones clásicas y la brillantez de los juegos circenses y otros deportes.
                En el Imperio Bizantino la educación nunca fue monopolio de la Iglesia y estuvo llevada siempre por docentes seglares. Tenían escuelas en los pueblos y las familias acomodadas tenían tutores para sus hijos. La educación permitía el estudio de las letras y la práctica deportiva. Tuvieron mucho éxito las actividades deportivas relacionadas con el circo, la caza y la práctica del polo, estas dos últimas practicadas incluso por los emperadores. Las actividades deportivas más importantes fueron las carreras de cuádrigas, que llegaron a ser más relevantes que en Roma, siendo el cuidado de las cuadras, los aurigas y los programas de entrenamiento temas de discusión y debate entre los bizantinos. Durante siglos se celebraron los juegos del circo romano en el hipódromo de Constantinopla, se introdujo el polo persa en el siglo IX y se celebraban también torneos.
                La influencia del Islam se aprecia durante la Edad Media, no solo en la península Ibérica, sino en toda Europa. Los árabes eran herederos de una cultura milenaria que supieron recoger, sobre todo de dos grandes tradiciones: el arte grecorromano de Siria y Egipto y el arte Sasánida de Persia y Mesopotamia. En el ámbito deportivo destaca la herencia recibida de los baños de vapor, la caza y el polo persa.
                Los juegos deportivos en la Europa occidental se van perfilando, alcanzando cierta estabilidad y generalizándose cuando se consolidan los Estados feudales. Cuando se hunden las instituciones romanas los juegos espectáculos dejan de practicarse, debido sobre todo a la desaparición de la vida urbana. Reaparecen los juegos de pelota y aparecen juegos nuevos como los torneos. Los juegos deportivos adquieren formas lúdicas adaptadas a las necesidades bélicas, como los torneos, pero la gente sigue practicando, cuando tiene un poco de tiempo, juegos de pelota y ejercicios gimnásticos como saltar, correr o lanzar. La población rural ocupaba sus horas de ocio preferentemente en el juego, la bebida, el canto o el baile. Fue floreciendo una cultura popular que tenía en los juglares su principal difusión. El juglar era un personaje diestro en ejercicios gimnásticos, baile y danza, con instrumentos musicales, canto y la composición y recitado de poemas. Los juglares realizaban diversas funciones, desde trovador a malabarista, pasando por titiritero. Por su parte, la nobleza organizaba torneos y practicaba la caza.
8.1.1. El juego deportivo en el ámbito italiano
                Aunque la Iglesia fue reacia a mantener los juegos romanos paganos, se tiene constancia que desde el inicio de la Edad Media esta institución no vetó determinadas festividades populares como las carreras pascuales, los ludi carnevelarii o lupercalias. Así, con motivo del milenario de la fundación de Roma, se organizaron competiciones que abarcaron las siguientes modalidades: lucha libre, justas, tauromaquias, cucañas, mascaradas y carreras pedestres, celebrándose estas competiciones en el antiguo estadio de Domiciano. El juego deportivo a nivel popular se convirtió exclusivamente en diversión pública, la gente organizaba fiestas lúdicas, pero muy controladas por la Iglesia para evitar abusos y que no se salieran de la moral imperante. De este modo, se organizaron juegos gladiatorios, aunque eliminando los actos sangrientos, las luchas de empujones en los puentes de las ciudades y pueblos fluviales, juegos de tauromaquia, caza de osos, coger a los gatos y agarrar a los gansos. Se practicaban también carreras, saltos, tiros y lanzamientos y en Módena y Milán tenían prados fuera de la ciudad para realizar estas actividades.
                En la Baja Edad Media los juegos más practicados en Italia eran los de pelota, la esgrima y la equitación. Una versión de los juegos circvenses eran las carreras de caballos que eran muy populares, así el duque Francesco Gonzaga (1407-1444) consiguió buenos caballos cruzando estos con yeguas de España, Islandia, Tracia, Sicilia y África. Eran famosas las carreras de Florencia, Siena, Bolonia, Venecia, Perugia, Roma y Palermo. En Venecia eran famosas las competiciones de remos, derivándose su práctica hacia los gondolieri que competían sobre una distancia de 7.5 kilómetros.
                Los torneos de caballería se realizaban en grupos y por parejas. Juristas como Astesano de Asti, siglo XIV, señala que los torneos sirven para afirmar el valor y adiestrarse en el manejo de las armas, porque estas virtudes se emplean en las guerras a favor de la fe y de la paz de la Iglesia, con lo cual, deben estar permitidos. Santo Tomás de Aquino (1225-1274) era partidario de los ejercicios físicos, porque los consideraba un medicamento del alma, pero indicaba que había que practicarlos con mesura. Pietro Palo Vergerio (1349-1428) fue uno de los primeros humanistas y señalaba que los ejercicios gimnásticos eran beneficiosos, incluyendo en su programa las carreras, los saltos, el ayuno, la sed, el frío, el calor y los juegos de pelota. Petrarca (1304-1374) gran humanista italiano fue el iniciador del alpinismo europeo, escalando el Mont Ventoux de 1.210 mts. Vittorino Da Feltre creó en Mantua una escuela en 1.425 en la que se practicaban a diario ejercicios corporales: equitación, lucha libre, esgrima, tiro con arco, carreras, saltos y natación. Mateo Palmieri (1400-1475) abogaba por una formación armónica de cuerpo y alma y recomendaba, además de los ejercicios ya citados en la escuela de Vittorino, la esgrima con lanzas, el alpinismo y el excursionismo.
                La esgrima fue uno de los deportes más populares en la Italia medieval, los hermanos Francesco y Philipo des Serpente, de Milán, fueron magníficos profesores y extendieron sus conocimientos impartiendo clases en Francia y España. Otros juegos muy populares fueron los de pelota, como el tenez, descrito por Valluti (1300-1370)en una crónica veneciana y el juego del calcio, antecedente del actual fútbol que empezó siendo un juego para la nobleza practicado en fiestas y ceremonias reales y acabó popularizándose en otros grupos sociales. Antonio Scaino (1524-1612) escribió el primer libro sobre juegos de pelota.
8.1.2. El juego deportivo en el ámbito francés
                La palabra francesa deporter se transformó en sport en Inglaterra y deporte en España, significando en un principio diversión. Lo que está claro es su origen latino, dada la semejanza que existe entre los países europeos de lenguas romances. El significado de la palabra es el de diversión, Rabelais (1494-1553) la utilizó ya en el sentido actual. Durante la Edad Media, Francia crea la ordenación de los torneos, de los juegos de pelota y de la esgrima. No se conoce con seguridad el origen de los torneos medievales. Es posible que aparecieran a través de entrenamientos periódicos de una serie de ejercicios preparatorios para la guerra, utilizando la hípica, esgrima con espada y lanza, escudo y armadura. Si a estos ingredientes se les añade un aspecto lúdico y la necesidad de dar unas normas fijas para poder competir en igualdad de condiciones, el resultado es que nos encontramos con el deporte medieval más reglamentado. Las primeras reglas son de Godofredo de Preuilly que murió en 1.066 y pretendía dar unas normas fijas para reducir al mínimo los riesgos de confrontación. Una de las modalidades del torneo era la justa, que consistía en tocar con la lanza al adversario, con la intención de desmontarlo del caballo o que la lanza se rompiera contra la armadura del contrario. Los torneos los practicaban los nobles y el ritual giraba alrededor de la dama a quien el caballero admiraba, llevando en el momento del torneo los colores de su dama. La armadura se componía de yelmo con visera y penacho, jubón guateado y coraza de acero, todo esto está protegido con puños y zapatos. A partir del siglo XIV las justas se impusieron a las demás modalidades de los torneos.
                A finales de la Edad Media los torneos fueron decayendo y la esgrima se fue popularizando y existían hasta hermandades de esgrimistas en ciudades como Yprés, Brujas, Bruxelas, Tournay y Gante. Pero, lo que más auge tomó fueron los juegos de pelota, bien descritos por el historiador francés Froissart (1337-1410), popularizándose los juegos de pelota en los que esta se golpeaba con la mano y los que utilizaban una raqueta o un bastón. Los más populares fueron la paume, el soule (parecido al fútbol), el crosse que era un juego de persecución que en Inglaterra derivó más tarde al golf y al hockey. En el siglo XIII había una lista de trece empresas de París que fabricaban pelotas. Durante la Guerra de los Cien Años, entre los siglos XIV y XV, se prohibieron los juegos de pelota, que ya eran muy populares, porque distraían a la población y solo se permitieron aquellos que servían para el oficio de la guerra. Hacia 1.450 se constituye un gremio en París de fabricantes de palas y raquetas y los Campos Eliseos se utilizan como espacio público para practicar juegos de pelota, en los que los terrenos estaban delimitados por líneas y se introducía la red para separar ambos campos. Incluso se construyeron salas cubiertas para jugar en momentos de lluvia y frío.
                El soule era parecido al calcio italiano y la palabra designaba a una bola de madera o un balón de cuero relleno de heno, salvado, musgo y más tarde de aire. Se jugaba con los pies y también con bastón. Durante el siglo XIV varios reyes franceses prohibieron el juego del soule, pero se siguió practicando en los monasterios durante la Pascua. Lo practicaba la nobleza y las clases populares. El ceremonial y las normas de juego estaban recogidos en unas ordenanzas de 1396.
                Otras actividades físicas fueron el juego de la barra, el salto y el lanzamiento de jabalina y piedras. La lucha también se practicó por el pueblo y la nobleza. Los buenos luchadores eran contratados en la corte. Eran muy buenos luchadores los bretones. El tirar de la cuerda también fue muy popular y se practicaba con dos equipos muy numerosos. En la región de Las Landas eran muy populares las luchas subidos en zancos que consistían en caer al suelo al contrario utilizando solo los brazos y los codos.
 8.1.3. El juego deportivo en el ámbito alemán
                Según Julio César, los jóvenes se ejercitaban en la carrera, saltos y lanzamientos, eran famosos por su velocidad. Fueron buenos jinetes y aprendían a montar desde niños, siendo aficionados a las carreras hípicas y a otras competiciones ecuestres. Aparecen actividades de los germanos en las sagas germanas como el Beowulf, los Nibelungos y el Gudrun. La natación fue muy importante y muchos jóvenes se reunían para nadar. Las carreras pedestres forman parte de las fiestas primaverales y de todas las fiestas familiares. También se practicaban el lanzamiento de piedras, jabalinas, flechas con arco o ballesta, saltos y carreras, esgrima y lucha.
                Los torneos también se practicaron en Alemania y, al principio, estaban reservados a la nobleza, aunque posteriormente las ciudades organizaban sus propios torneos y participaban los hijos de los comerciantes influyentes de la ciudad, como aparece en la Crónica de los Regidores de Magdeburgo de 1386. Durante los torneos las ciudades se llenaban de caballeros, curiosos, feriantes y jugadores, por lo que se vigilaban los derechos forales, los salvoconductos, se construía un circo y se habilitaba su entorno, asegurando, de este modo, el orden y protección de los participantes. Se celebraban dos tipos de torneos, los que utilizaban armas de guerra y los que usaban armas de entrenamiento.
                La educación de los caballeros tenía dos actividades destacadas, la esgrima y la lucha. Los ejercicios con armas iban dirigidos a la preparación para el combate, utilizándose de forma habitual la espada, la daga, el cuchillo, el hacha y la lanza. En 1487 los maestros de esgrima formaron la Hermandad de San Marco, reconocida incluso por el emperador Federico III (1440-1493).
                Durante la Alta Edad Media y a principios de la Baja Edad Media la esgrima iba unida a la lucha y había maestros de estas especialidades que también lo eran de gimnasia. También había maestros de danza que enseñaban al mismo tiempo equitación y juegos de pelota. Por otro lado, las órdenes de caballería, como las de San Juan, los Caballeros Alemanes, los Templarios y los Cruzados fundaron sociedades de tiradores de ballesta, bajo el patronazgo de un santo patrón y a las órdenes de un maestro tirador. Tenían sus casas y campos de tiro, siendo consideradas de utilidad pública y exentas de impuestos. Las fiestas de los tiradores eran verdaderos acontecimientos populares y se celebraban en muchas ciudades alemanas.
                La inmensa mayoría de la población alemana tenía vetada la práctica de estas modalidades deportivas, por lo que desarrollaban otras actividades lúdicas, casi siempre relacionadas con fiestas campesinas. Eran frecuentes ejercicios de fuerza y habilidad y los hombres que ganaban se convertían en personajes muy populares. Se celebraban concursos de carreras, saltos y lanzamientos que repartían dinero u objetos de valor a los ganadores.
                Fueron muy populares los juegos de pelota siendo en otoño la época del año en la que se practicaban los mismos con más frecuencia. En algunos códices y reglamentos escolares de la época se recogen normas para la práctica de estos juegos, de otros ejercicios físicos y de excursiones, como elementos constitutivos de la formación de los niños. Todos estos juegos estaban dirigidos por los maestros o por alumnos escogidos que destacaban en los mismos.
8.1.4. El juego deportivo en el ámbito inglés
                Inglaterra recibió influencias de muchos pueblos, así las primeras invasiones de sajones y normandos, influyeron en la forma de vida de los anglos, britanos y celtas y, después, el propio origen francés de la palabra sport, ya que durante algunos períodos todo el país estuvo bajo el vasallaje de reyes franceses y, en otros, el norte de Francia formó parte de Inglaterra. Debido a esto en algunas zonas, tanto francesas como británicas, existe afición a juegos similares. La lucha, el lanzamiento de piedras, el tiro con arco, la caza y los juegos de pelota ya se citan en los romances antiguos escritos hacia el año 1000. Existen descripciones del siglo XII de la organización de juegos de pelota en todo Londres en la época de la Cuaresma.
                El tiro con arco tuvo una gran popularidad, porque estuvo protegido y alentado por los reyes, ya que constituía un magnífico adiestramiento para la guerra. Fueron muy conocidos los arcos anglosajones, sustituidos posteriormente por los normandos y siendo sustituidos estos últimos, pasado el tiempo, por las ballestas. Durante el reinado de Enrique III se creó la Asociación de Arqueros de San Jorge, que gozó de ciertos privilegios.
                Para el fortalecimiento muscular eran muy populares los ejercicios de resistencia con algún compañero, luchas a empujones, algunas sobre puentes, y tirar de la cuerda. También eran frecuentes los ejercicios de equilibrio, con largas varas, con una rueda sobre la espalda, o sentado sobre una barra a horcajadas. Además, se practicaban competiciones de carreras y danzas sobre zancos y luchas, actividades estas que se recompensaban con caballos o carneros para los ganadores. Fueron muy populares las actividades relacionadas con la caza, ya fuera a caballo o a pie y con halcones o sin ellos. En esta línea, las carreras de caballos fueron muy populares y tenían su origen en los anglosajones.
                Respecto a los juegos de pelota, uno de los más primitivos es el tenis a mano, al que más tarde se le añadió un guante y posteriormente una pala o raqueta. Este juego fue importado de Francia, parece ser que en el reinado de Alejandro III de Escocia  (1249-1286) fue introducido en la isla por cortesanos de su madre que era francesa. Hacia finales del siglo XV el poeta inglés John Gover señala algunas cuestiones relacionadas con el tenis. El hockey nació a partir del empleo de una maza curva. El fútbol era una lucha por la pelota en la que primaban los empujones con las manos y los pies. Se jugaba a la pelota los días festivos y, sobre todo, en carnaval. La pelota de fútbol estaba hecha de una vejiga llena de aire y metida en una cubierta de cuero cosida. El objetivo del juego era pasar la pelota a través de la meta del equipo contrario. El juego era muy violento y el rey Eduardo II, en 1313, prohibió el mismo dentro de la ciudad de Londres. El fútbol se jugaba una vez al año en las fiestas comprendidas entre la Candelaria y el primero de mayo y los partidos se celebraban en las plazas públicas. Se organizaban dos bandos, la pelota en sus orígenes era de cuero rellena de serrín y muy grande, por lo que solía estar más tiempo en el suelo que en el aire. El balón se golpeaba con cualquier parte del cuerpo. El juego comenzaba a las 14.00 horas y se terminaba con la puesta del sol. Cuando se prohibieron estos juegos en las ciudades, se celebraban competiciones a campo abierto y se introdujeron las dos metas.
                Las actividades deportivas mejor organizadas de la Edad Media en Inglaterra, al igual que en otros países de su entorno, fueron los torneos. En las familias se enseñaba a los niños habilidades relativas a estas actividades, sobre todo mediante la práctica de juegos, realizados no solo en la casa, sino también en los colegios, ya que los maestros no descuidaron la importancia de la educación física, sino que la propulsaron en los colegios y en los escritos que nos han llegado hasta nuestros días, que provocaron, en la Edad Moderna, un cambio en las aulas que influyó en todos los órdenes de la vida del país.  
8.2. EL JUEGO DEPORTIVO EN LA ESPAÑA MEDIEVAL
                Aunque los visigodos asumieron e incorporaron aspectos importantes de la cultura romana, en el caso de los juegos y las diversiones, como los juegos del circo, las termas y las representaciones teatrales, van decayendo progresivamente, a la vez que desaparece la vida urbana. Para Isidoro de Sevilla los juegos circenses "sirven al culto del demonio". Pasado el siglo VI no se vuelven a organizar más juegos y decaen las termas porque la Iglesia imponía reparos a su uso, ya que durante siglos sirvieron como pretexto para encuentros amorosos.
8.2.1. Isidoro de Sevilla
                Enciclopedista, historiador, poeta, filósofo, sabio y santo es una de las mentes más preclaras de Europa. Isidoro es de origen hispano-bizantino. Uno de los logros de los visigodos fue la fusión de romanos, antiguos íberos, celtas, cartagineses, vándalos y godos en un único pueblo hispano. Isidoro, a pesar de su pensamiento ortodoxo cristiano, es uno de los pocos autores que, en su obra Las Etimologías" se introduce en el mundo antiguo liberando los temores por los riesgos que según la doctrina cristiana conlleva la cultura profana. A pesar de todo se mantuvo la prohibición de que los monjes pudieran leer los libros paganos, basándose toda la formación en la Biblia y en autores cristianos reconocidos por la Iglesia. Sin embargo, Isidoro, aunque a través de su prisma cristiano, intenta mostrar los grandes principios del saber, dándole valor integrador a la cultura antigua.
                En relación a los juegos y las diversiones públicas, en Las Etimologías, en el libro V, trata de las leyes y los tiempos y escribe sobre los juegos olímpicos; en el libro XV trata sobre los edificios y los campos y describe los gimnasios, los circos, los anfiteatros, los teatros...; en el libro XVIII escribe sobre la guerra, los diversos juegos: gimnásticos, circenses, ecuestres..., y los luchadores que participaban en los mismos: reciarios, secutores, laquearios, velites...
8.3. EL JUEGO DEPORTIVO EN LA ESPAÑA MUSULMANA
                Tras la invasión árabe, la estructura construida durante siglos por Roma y el Cristianismo fue destruida, pero, ese período significó para gran parte de la Península una época de expansión cultural y económica. Los árabes herederos de la tradición griega y de Oriente Próximo crearon un foco cultural que irradió por toda la Europa cristiana. Toledo producía armas y era famosa por su escuela de traductores; Córdoba se convirtió en el centro del tejido de la seda y de la manufactura de cuero, al tiempo que destacaba en medicina y filosofía y Almería dedicada a las exportaciones de esparto, se convirtió en el centro de fabricación del vidrio y en una de las ciudades más ricas del Mediterráneo.
                En contraste con el resto de Europa, la vida urbana en Al-Andalus no sólo no decayó, sino que aumentaron su población y su importancia económica y cultural. Córdoba en el siglo X era comparable a Bagdad y Constantinopla, ya que las ciudades de Occidente no eran más que simples aldeas. Tenía 800.000 habitantes, cien bibliotecas (que contenían más de 400.000 volúmenes), ochenta escuelas públicas y una universidad cuyas facultades de filosofía y medicina tenían fama en todo el mundo.
8.3.1. La caza
                Entre los deportes favoritos de los soberanos y su corte se encontraba la caza. Les gustaba especialmente la montería y la cetrería, que practicaban especialmente en Sierra Morena, cazando ciervos, corzos y jabalíes con jabalinas y venablos. También cazaban con halcones, en el valle del Guadalquivir, grullas, palomas torcaces, faisanes, patos salvajes... Los árabes de condición humilde utilizaban gavilanes y empleaban ballestas.
8.3.2. El polo
                Tanto durante el emirato como bajo el califato de Córdoba, los nobles se entregaban a una de sus distracciones favoritas: el polo. Parece ser que este juego se mantuvo durante los reinos de Taifas. El arte de la equitación y las carreras no se difunden en Al-Andalus hasta después del siglo X y fue el pasatiempo favorito en los reinos de Taifas y en el período Nazarí.
8.3.3. La danza
                La música y la danza estaban muy restringidas, pero se practicaban en todos los festejos y celebraciones. En Córdoba y Sevilla en el transcurso de fiestas nocturnas se obsequiaba a los invitados con un espectáculo de cante y baile a los sones de una orquesta formada por hombres y mujeres. Durante el emirato y el califato, la corte omeya asistía a sesiones de música y danza en los que una sencilla flauta acompañada de una pandereta, marcaban la melodía y el ritmo. En las plazas de las ciudades y los pueblos la gente veía actuar a los faranduleros, funámbulos y equilibristas. En Sevilla, Córdoba y Almería, los malabaristas participaban en las diversiones de los príncipes, amenizándolas con trucos y ejercicios circenses y también había prestidigitadores, presentadoras de sombras chinescas, ventrílocuos y escamoteadores.
8.3.4. Los baños
                Los baños públicos, adaptación musulmana de las termas romanas, fueron muy populares en la península Ibérica desde la Alta Edad Media. En Córdoba había entre 300 y 600 baños públicos a finales del siglo X. Entre el personal había masajistas, mozos de baños, etc. Las personas entraban en las termas y dejaban sus ropas en unas habitaciones habilitadas a tal fin y después pasaban a la sala fría (frigidarium), después se pasaba a la sala templada (tepidarium) y después a la sala caliente (caldarium). Las personas que vivían en el campo también utilizaban los baños con regularidad.
8.3.5. La tabla    
                El juego consistía en que jinetes a galope lanzaban con destreza unos palos sobre un blanco de madera. Desde principios del siglo XIV los nobles musulmanes granadinos destacaron en los torneos. El rey Muhammad V destacó en este juego.
8.3.6. Juegos moriscos
                En 1569, reinando en España Felipe II, los moriscos de las Alpujarras se rebelaron contra el Rey y decidieron crear una nación para los moriscos con capital en Purchena (Almería) y nombraron rey morisco a Aben Humeya. En plena guerra al rey morisco se le ocurrió convocar una serie de competiciones deportivas, musicales y de danza en las que participaron moriscos de Granada, Baza, Guadix y las Alpujarras, también llegaron soldados de Fez y de Turquía. Las pruebas que se organizaron fueron: lucha, levantamiento de peso, sostenimiento de ladrillo, carrera de velocidad y tiro con arco. Se organizaban también concursos de danza, canto y gastronomía, así como actuaciones musicales y de teatro. Aben Humeya intentó con su gesto restaurar en todos sus aspectos la cultura musulmana y su valor testimonial.
8.4. EL JUEGO DEPORTIVO EN LA ESPAÑA CRISTIANA
                En la España medieval, sobre todo en la Baja Edad Media, las actividades relacionadas con las diversiones y los juegos son aquellas derivadas de la guerra como actividad básica de aquellos tiempos y son los nobles los que las realizan, porque el pueblo tenía reservadas otras formas de juego.
8.4.1. Alfonso X el Sabio
                Fue uno de los primeros autores sobre juegos y los consideraba un don de Dios. Para darle una base al juego se basaba en Aristóteles, en San Agustín y en Santo Tomás que indicaba que los juegos eran objeto de virtud, siempre que respondieran a la moderación, al buen fin del espíritu y a la dignidad de la persona. En la obra de Alfonso X denominada el “Código de las 7 partidas” se recogen los usos y costumbres de su época en nuestro país y constituye el código más completo de ley civil de la Edad Media en Europa y una de las obras de mayor prestigio del derecho en la historia de España. A lo largo de la obra, el juego deportivo, si no con mucha amplitud dado su carácter legislativo, es tratado con cierto rigor estableciendo las normas para su práctica y definiendo las actividades propias de la época, sobre todo aquellas relacionadas con la caza, la guerra y los toros, actividades estrechamente ligadas a la clase caballeresca, clase dominante y protectora de la sociedad medieval. Cuando se refiere a otras clases sociales como la religiosa o el pueblo llano, casi siempre es para limitar su práctica o para prohibirla.
                El calificativo de Rey Sabio le sobreviene debido a la intensa actividad cultural que desarrolló durante todo su reinado y precisamente gran parte de su obra literaria la escribió en prosa castellana y esto fue un revulsivo para el nuevo idioma que se estaba consolidando en nuestro país. 
8.4.2. El caballero medieval
                El caballero medieval, según escritos de autores de la época, debía dominar diversas disciplinas, entre ellas las siguientes: equitación, natación, tiro con arco, esgrima con lanzas y espadas, pelea y lucha, cacería de antílopes, osos, jabalíes y de aves con redes o reclamo, ajedrez y poesía, tanto composición como recitado. Se le da mucha importancia al caballo y a la relación estrecha entre caballo y caballero, en el Cantar del Mío Cid se destaca la relevancia del caballo en esa época.
                El ritual caballeresco es un proceso largo que se inicia a los 7 años. El niño es enviado a un castillo donde comienza su educación caballeresca de doncel y paje. A los 14 años se transforma en escudero y recibe espada y espuela de plata. Con esa función acompaña a los caballeros en viajes, cacerías y otras actividades. Ayuda a vestir la armadura en los torneos y auxiliar al caballero si se cae del caballo. En las justas, a través del juego de la barra o la pelea con “el pilas” (maniquí que representa a un caballero armado), comienza a ejercitarse en la guerra. A partir de los 20 años se produce la consagración del caballero. La ceremonia hasta el siglo XII consiste en la entrega de armas por parte de un señor poderoso. Se le viste con armadura, se le ponen espuelas de oro y recibe una pescozada o bofetada. Posteriormente se sustituye por el espaldarazo o toque de la espada en la espalda. Después de las Cruzadas, el ideal caballeresco se reglamenta más y se complica todo su ritual. El aspirante a caballero debe prepararse con ayunos, oraciones y penitencia. Se lavan el cuerpo y se visten de blanco. Como símbolo de servidumbre, al caballero se le corta el pelo. Pasa la noche velando las armas y al día siguiente entra en la iglesia con la espada colgada al cuello. Los padrinos y damas le colocan la armadura y las espuelas de oro y el señor le dice: “en el nombre de Dios, de San Miguel, de San Jorge y de Santiago, te hago caballero”.
                Según Alfonso X el Sabio el caballero debe tener las siguientes cualidades:
-          Sufrido.
-          Fuerte.
-          Experimentado en hacer daños en la guerra.
-          Valiente.
-          De linaje derecho desde los bisabuelos.

                También debe tener las siguientes virtudes:
-          Sabiduría.
-          Buenas costumbres.
-          Maña.
-          Lealtad.
-          Conocimientos de armas y caballos.

                Además, indica las siguientes incompatibilidades:
-          Nadie puede hacerse caballero a sí mismo.
-          Las mujeres no pueden armar caballeros.
-          No pueden ser caballeros los mendigos.
-          No pueden ser caballeros los débiles.
-          No pueden ser caballeros los mercaderes.
-          No pueden ser caballeros los traidores.
-          No pueden ser caballeros los condenados a muerte.

                Se pierde la condición de caballero y se expulsa de la caballería si se cometen algunas de las acciones que indicamos a continuación:
- Vende, malbarata o pierde en el juego.
- Se convierte en un mujeriego
-  Empeña las armas o el caballo en las tabernas.
- Roba o hace robar armas a los compañeros
- Consagra caballero a sabiendas que no puede serlo
- Se dedica públicamente al comercio
- Toma trabajo servil para ganar dinero, no siendo cautivo
- Huye en batalla
- Desampara al señor, al castillo o al lugar que tuviese que defender
- Comete alevosía o traición

                A partir del siglo XIII, la conquista de los reinos de Jaén, Córdoba, Murcia y Sevilla hizo que hubiesen más intervalos de paz y, en consecuencia, los caballeros habituados a la guerra dedicaron su tiempo liberado a diversiones y entretenimientos relacionados con las armas  y los asuntos bélicos, con lo cual, se favoreció mucho el juego de cañas y la caza.              
8.4.3. El torneo
                El caballero, las justas y los torneos surgen primeramente como necesidad, como la forma de guerra medieval, pero poco a poco se ritualizan en una forma menos cruenta y derivan a partir del siglo XV en formas menos violentas como el juego de la sortija.
                Alfonso XI para unir a los caballeros crea la “Orden de caballería de la banda”, siendo los torneos y las justas las diversiones preferidas por las cortes y las grandes ciudades a partir de ese momento. Se organizaron torneos a pie y a caballo, con lanza o con espada, en liza o en campo abierto y con grupos numerosos de contendientes.
                Las normas de torneos y justas las encontramos en las ordenanzas de Alfonso XI recogidas en la “Orden de caballería de la banda”. Las modalidades de los torneos aparecen en  diferentes obras literarias del medievo como “El cantar del Mío Cid”, “El cantar de los siete infantes de Lara”, “El código de las siete partidas” (Alfonso X el Sabio), “El libro del buen amor” (Arcipreste de Hita)…
                La justa se distinguía del torneo en que era un combate de hombre a hombre. Es posible que el término justas indique en cierto momento histórico, no un juego en concreto, sino varias modalidades del mismo juego. Así, parece que los más extendidos en la Baja Edad Media fueron las cañas, bohordos y tablados. El bohordo consiste en, montado a caballo, arrojar una caña afilada o una lanza contra un armazón de tablas.
                El papel de la mujer era relevante en el sentido de que no eran simples espectadoras, sino que formaban parte del jurado encargado de adjudicar los premios y eran las que los entregaban a los ganadores Así, los caballeros tenían siempre una dama a la que consagrar sus triunfos, con lo cual el espíritu de la galantería surge y se expande entre los caballeros.
                El ideal caballeresco duró aproximadamente hasta el siglo XVII y, a partir de ese momento, fue decayendo paulatinamente por el abatimiento en el que había caído la nobleza.
8.4.4. El baño
                En la España cristiana, sobre todo en los primeros siglos, la costumbre de bañarse tenía que ver más con el lujo y la etiqueta. Los reyes y la ciudad monopolizaban los baños que solían estar en manos de moros, judíos y, a veces, cristianos. Durante los siglos XII, XIII y XIV ir a los baños públicos era muy frecuente entre moros, judíos y cristianos y entre todas las clases sociales.
                Pero, desde la Alta Edad Media, por prejuicios religiosos y teniendo en cuenta las reglas de San Agustín, los monjes tenían prohibido el baño. Poco a poco los baños van desapareciendo como hábito y ya a principios del siglo XVI la higiene corporal se hacía untándose ungüentos de mejorana y tomillo. Se dejaron de usar los baños públicos y a finales de la Edad Media se consideraba esta costumbre como una causa de afeminación. El apego de los moriscos a acudir a los baños produjo en el siglo XVI la repulsa de los teólogos españoles y de los defensores de la expulsión.
8.4.5. La caza
                La caza era la actividad favorita de la nobleza medieval en sus dos modalidades, montería y cetrería y el caballo el animal fundamental para su práctica. En 1180, Sancho el Sabio de Navarra manda escribir el libro más antiguo de la montería medieval denominado “Los paramientos de la caza”. Posteriormente, Alfonso X el Sabio trata sobre la caza en “El código de las siete partidas”. El rey Pedro I el Cruel iba a cazar osos a Cazalla de la Sierra y pernoctaba en un pabellón de caza que tenía allí. Según el libro de la Montería de Alfonso XI, la más noble, caballeresca y la mejor es la caza mayor, en la que se abaten osos, ciervos y jabalíes.
                La cetrería, que consiste en la utilización de aves rapaces para la cacería, parece ser que apareció en zonas desérticas o esteparias del Asia central y de allí pasó a Europa por el norte mediante influencia germana y por el sur a través de influencias árabes. El uso del reclamo, es decir el ave rapaz que se amaestra para atraer y cazar otras aves se inició en España en los siglos IX y X, tanto en la zona cristiana, como en la musulmana. En poco tiempo esta modalidad de caza se convierte en el deporte favorito de la nobleza feudal. En la cetrería se distingue la de alto vuelo, donde se emplea el halcón y la de bajo vuelo que utiliza el azor y el gavilán, debido a su vuelo más cerca del suelo. El encargado de la cría y el cuido de las rapaces es el halconero. A finales del siglo XV la cetrería pierde popularidad debido a las armas de fuego y se deja de practicar.
8.4.6. La pelota
                El nombre genérico del juego de pelota representa a una gran familia de juegos que se han mantenido a lo largo del tiempo y que tienen como denominador común una pelota o un balón. Se puede decir que la mayoría de los juegos de pelota modernos proceden de otros más antiguos y se puede constatar, dando un repaso a la historia del deporte, que la pelota es uno de los elementos lúdicos más primitivos que se ha usado tanto en los juegos infantiles como en los juegos de adultos. En nuestro país, la introducción y evolución de los juegos de pelota se debe básicamente a la romanización, pero en la Alta Edad Media todas las actividades lúdicas y recreativas relacionadas con el ejercicio físico sufrieron un retroceso muy fuerte debido al cristianismo primitivo, poco proclive a la aceptación de las costumbres paganas, esto no excluye la existencia de juegos autóctonos o la introducción de otros juegos procedentes de otras culturas. Sin embargo, exceptuando a Isidoro de Sevilla, se tienen pocas referencias documentadas de los juegos de pelota antes del siglo XII.
                El término pella es utilizado por los autores medievales para definir lo que hoy conocemos por pelota. Los juegos de pelota eran practicados por los nobles y dice la tradición que el rey Enrique I de Castilla (1217) murió a consecuencia del agua fría que bebió después de jugar a la pelota. Alfonso X el Sabio también menciona los juegos de pelota en algunas de sus obras. En Valencia las actas municipales del Consell hablan sobre el juego de pelota e indican que las calles y las plazas de villas y ciudades fueron el lugar idóneo para la práctica de estos juegos. Tanto se jugaba a la pelota en las calles que se provocaban problemas de orden público y en algunos momentos se prohibió el juego, lo que provocó incidentes y alborotos ciudadanos. A pesar de las prohibiciones el juego de pelota era considerado saludable por el mundo religioso y en textos religiosos del siglo XV se encuentran alusiones a estos juegos que practicaban todas las clases sociales, aunque los caballeros tenían sus propios locales: los trinquetes. En la Valencia bajomedieval eran muy frecuentes los trinquetes y practicaban las familias nobles más destacadas de las ciudades.
8.4.7. Los toros
                En los primeros siglos de la Edad Media se mantienen los juegos con toros con las mismas características que en el anfiteatro romano, pero en tiempos de Sisebuto (612-621) se censuran porque son espectáculos contrarios a Dios. Las luchas con fieras se siguieron practicando en nuestro país hasta mediados del siglo XV. Los juegos con toros nunca desaparecieron totalmente porque había abundancia de estos animales por toda la Península y de hecho reaparecen en la España cristiana en el siglo IX, convertidos en juegos de caballeros y unidos a los juegos de cañas y a las fiestas y rituales. Cada vez que se toma una ciudad a los sarracenos se festeja con toros en espacios abiertos ante los templos principales, en las plazas mayores o en las calles de cierta anchura que tomaban el nombre de correderas, por correr en ellas nos sólo caballos, sino toros por jinetes. En las actividades en torno a los torneos y las justas, se organizaban actos taurinos en los que se alanceaban toros por parte de los caballeros medievales, interviniendo al final los monteros o matatoros que son los que rematan al animal.
                En las Crónicas de los Reyes de Granada se narran fiestas en las que los toros juegan un papel importante. Los juegos de toros los retoman en España los árabes con el objetivo claro de lidiar los toros. En el reinado de Boabdil se celebraban juegos de cañas y toros en la plaza de la Bibrambla de Granada.
                En Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio también se recogen estas actividades taurinas y se redactan ordenanzas para la regulación de estos eventos y para limitar la actividad de los matatoros, los cuales junto con los trovadores, juglares, danzantes y saltimbanquis formaban parte de las gentes andariegas y buscavidas de la Edad Media. Los caballeros cristianos y árabes jugaban a los toros, pero había hombres del pueblo entrenados, los matatoros, que hacían del toreo su oficio, estos en contra del prestigio que tenían los caballeros que corrían los toros, nunca fueron bien vistos por la nobleza. En el siglo XV el toreo caballeresco llega a su apogeo.
                Se conocen documentos de la existencia de plazas de toros en Zamora y Valladolid. Hubo festejos taurinos en las coronaciones de los reyes, entre ellos Alfonso IV, Pedro I el Cruel, Juan I, Enrique I… La reina Isabel la Católica quiso regular los festejos taurinos para que no fueran tan cruentos, ya que en bastantes ocasiones morían hombres y caballos en los mismos y propuso ponerles en los cuernos unos suplementos que llegasen a la espalda del animal e impidiesen que corneara a los participantes en los festejos.


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